domingo, 27 de noviembre de 2011

ME PRESENTO: SOY FILOMENA LA AMENA

A estas alturas de mi vida, y cuando empiezan a rondarme crisis típicas y tópicas de mi edad, puedo permitirme el lujo de expresar lo que quiera sin importarme demasiado ( o más bien nada) lo que piensen los demás.
Esta es mi primera entrada en este blog casual que cree un día, aún no sé muy bien porqué.
Definir quién o qué soy no me resultará fácil, pero he decidido usar este camino para llegar a descubrirlo.
Provengo de una familia matriarcal, donde las mujeres han sido siempre el centro del universo. Al menos eso es lo que ellas han creído siempre (¿quién soy yo para cuestionarlo?).
Las mujeres de mi familia estaban, están y estarán siempre cargadas de razón. Convencidas en sus fueros internos de que los hombres son inferiores y deben ser guíados, manipulados y educados. La conclusión lógica de esta forma de obrar y entender es que acumulamos el mayor índice de divorcios y fracasos sentimentales acumulados en una misma familia.
Pero nunca asumimos que el error procede de nuestra insultante forma de tratar a los hombres, si no de su incapacidad e ignorancias innatas. Una Amena jamás se autoinculpará por un fracaso. Y, además las Amenas hacemos piña y reforzamos esta creencia: era un simple, no te merecía, nunca fue muy listo, era débil, muy trabajador no era, a mi nunca me gustó... y otras lindezas parecidas.
Además somos la familia secretitos, tenemos tanto polvo debajo de las alfombras que vivimos sobre auténticas montañas de oscuridad. Una Amena ha de ser perfecta, impoluta y decente, pero lo más importante: DEBE PARECERLO. Por consiguiente, llevamos toda la vida escondiendo cualquier cosa que nos aleje del ideal Ameno. Eso hace que guardemos resentimientos, inquinas, falsedades y mentiras entre nosotros. Nunca nos reconocemos los daños infringidos ni nos pedimos perdón.
Pero los Amenos somos de reuniones tradicionalmente etílicas, donde alguna vez se escapan pandoras de nuestras cajas ocultas. Lloramos, peleamos, pedimos perdón. Y, claro, al día siguiente nos avergonzamos.
Y aunque eso pudiera parecer un punto de inflexión a partirdel cual empezar de cero: NO. Las Amenas callamos, hacemos como si eso nunca hubiera pasado, añadimos un poco más de mierda debajo de la alfombra y seguimos adelante: perfectas, impolutas y decentes.
En la familia Amena sólo tenemos un varón de la primera generación. Es el único no divorciado. 45 años lleva con la misma mujer. Pero esta pobre ha tenido que aguantar humillaciones, desprecios y críticas durante cada uno de esos 45 años. Ninguna mujer de este mundo hubiera sido bastante para nuestro perfecto Ameno. Y las féminas Amenas se han esañado con ella por ese motivo.
En la segunda generación Amena, Dios tuvo a bien enviarnos 4 varones. Dos de ellos son inútiles rematados, forjados a fuego por el matriarcado Ameno. Otro nos ha salido "especial" lo llaman ellas, pero como esta muy bien situado jerárquicamente en el escalafón Ameno, nadie dice nada. En Amenalandia no puede haber nacido un gay, simplemente es eso: especial. Y el cuarto Ameno es demasiado pequeño para que sepamos todavía lo que hemos creado.
La tercera generación ha traído 5 Amenitos y uno que viene en camino. Aquí la cosa está más equiparada, quizá escapen a su negro destino.
Así que con este panorama moralmente desolador llegué al mundo hace ya demasiado tiempo. Es hora de levantar las alfombras y echar fuera el polvo de mi pasado.
Que las Amenas del mundo preparen sus aspiradoras!!!!!